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Orden y disciplina en el equipo de Germán Vargas Lleras
Durante un año, el candidato lideró 27 comités con 165 miembros, en la elaboración de propuestas.
Cinco personas claves en la campaña, mas los colombianos en el exterior y una nación esperanzada en su trabajo por Colombia
Luis Felipe Henao
Gerente de la campaña
Es uno de los alfiles más leales de Vargas. Lo reemplazó en el Ministerio de Vivienda cuando este asumió la Vicepresidencia.
Ximena Lombana
Coordinadora programática
Ha sido encargada de negocios de la Misión Permanente ante la ONU e investigadora legal de la OEA.
Santiago Pardo
Asesor
Además de ser considerado uno de los mejores abogados tributaristas del país, es amigo personal del candidato.
Carlos Medellín
Asesor
Lidera la Fundación Carlos Lleras Restrepo, centro de pensamiento de Cambio Radical.
Ángela Calderón
Directora de Comunicaciones
Periodista. Siempre está junto al candidato. Es el puente entre él y los medios nacionales e internacionales.
Clemencia Vargas Umaña, de 26 años, hija del aspirante a convertirse en jefe del Estado, se toma una selfi con él y simpatizantes.
Germán Vargas Lleras, de 56 años, despacha desde dos oficinas. Una es el cuartel general de la campaña en Quinta Camacho. El colonial barrio es un oasis de buen gusto: fachadas de ladrillo, enredaderas y techos inclinados. La otra es su oficina de la Fundación Carlos Lleras Restrepo, centro de pensamiento del partido Cambio Radical, en la 7.ª con calle 33, donde se impone el sonido del caótico tráfico bogotano.
La casa de Quinta Camacho es de dos pisos, ordenada y limpia. En un rincón poco visible están 18 bultos con camisetas con el rostro del candidato listas para ser enviadas a cada una de las 32 sedes departamentales. Las oficinas son amplias y en la puerta están marcadas con su tarea. Una dice: “Género y familia”. La dirige su esposa, la pereirana Luz María Zapata, y es desde donde se concibe el ministerio de la familia, una de las 26 macropropuestas que se harán –prometen en la campaña– si él obtiene la victoria.
Una foto se destaca entre las que cuelgan en las paredes. Es de Clemencia Vargas Umaña, de 26 años, la única hija del aspirante a convertirse en jefe del Estado. La joven –bailarina profesional– sostiene a Mancho, nombre de un ‘bull dog’ francés, mascota de la familia.
La presencia de las dos mujeres en la campaña no es un asunto trivial. Al contrario, son cruciales en la toma de decisiones. Su voz y voto tienen el mismo peso que las de los abogados Ximena Lombana, Santiago Pardo, Carlos Medellín y el exministro de Vivienda Luis Felipe Henao.
Orden y disciplina en el equipo de Vargas LlerasDurante un año, el candidato lideró 27 comités con 165 miembros en la elaboración de sus propuestas. “Nos basamos en documentos serios. Aquí no hacemos populismo”.
Círculo de confianza
Son las seis personas a quienes Vargas Lleras escucha con atención no solo por el rol en la campaña sino por el mutuo afecto. “¿Qué le puedo decir de Germán?”, piensa un segundo Medellín. “Además de tener la certeza de que no hay un colombiano mejor preparado para manejar el país, pues que es mi amigo del alma, mi amigo de corazón”, responde Medellín, quien lidera la fundación.
En esta se han hecho 26 revistas impresas en ‘full’ color, con textos, cifras y gráficos. En las 66 páginas de cada una se aborda a profundidad un tema: “Nuestra política pública para justicia”, “salud”, “deporte”, “seguridad”, entre otros títulos.
En cada acto, Vargas Lleras va con revista en mano para explicar al auditorio su propuesta. El lunes 16 de abril, por ejemplo, estuvo en el auditorio de la Cámara de Comercio de Bogotá y mientras él relataba lo que haría en la capital, en una pantalla se proyectaban las imágenes de las páginas. Al tiempo que los asistentes recibían los ejemplares, una veintena de personas del equipo de redes sociales subía el contenido al ciberespacio. Para él, es vital alimentar su cuenta personal de Twitter, con 762.000 seguidores. Cuando él trina, de inmediato, la cúpula de líderes de Cambio Radical lo replican. Aunque él se inscribió por firmas, en el ambiente gravita que este partido es el que lleva la voz cantante. Esto quedó en evidencia en la reciente pugna con el expresidente Álvaro Uribe.
Para desarrollar cada propuesta, Vargas Lleras convocó un grupo de 165 expertos que se dividieron en 27 comités. Su mano derecha en estos era Ximena Lombana, quien ha sido encargada de negocios de la Misión Permanente de Colombia ante la ONU e investigadora del Departamento Legal de la OEA. En cada uno había mínimo un exministro de Estado o un decano o profesor especializado. “Todos quisiéramos el paraíso pero, a diferencia de otros, aquí nos basamos en documentos serios. No hacemos populismo. Sabemos con cifras corroboradas las condiciones económicas del país”, dice Medellín, quien cuenta que por cada tema se escribieron documentos de 200 páginas. Y de este, una síntesis que es la revista. Es decir, 5.400 páginas originales. ¿Quién se lee semejante ladrillo? “Pues Vargas”, responde Medellín.
No solo las lee sino que participó en todos los talleres para redactar los documentos. “A mí no me hable carreta”, frenaba en seco cuando se daba cuenta de que alguien se dejaba tentar por la literatura y esquivaba los datos exactos. “Orden y disciplina”, decía él.
¿Quién es Clemencia Vargas, la hija de Germán Vargas Lleras?
Pinzón, su vice
Con un rigor similar trabaja su fórmula vicepresidencial, Juan Carlos Pinzón. Precisamente, su equipo Ante todo Colombia se integró por estos días con los miembros de Mejor Vargas Lleras. Daniel Morales, de la oficina de Organizaciones Sociales, cuenta que “el acople fue sencillo porque al fin y al cabo los une un ideario político muy similar”. Habla mientras en la oficina se escuchan nombres de apartados rincones del país. “Estamos elaborando la lista de 12.000 voluntarios que trabajarán en este envión final a lo largo y ancho de todo el territorio nacional. De los 1.100 municipios tomamos una muestra de 100 que son vitales porque representan todas las necesidades de Colombia”. Es una carrera frenética. Para cubrirlos, Vargas y Pinzón se alternan en un periplo que se registra en un mapa de Colombia.
“Cuando uno va a elegir vicepresidente le aconsejan que sea del género contrario, de otra región del país, ojalá de una etnia, pero también está la opción de buscar al mejor colombiano porque nadie tiene la vida comprada y, según la Constitución, él debe ser quien lo suceda a uno en caso de ausencia”, dice Vargas. Aclara, eso sí, que su salud “es formidable”. “Pero uno debe ser responsable en las decisiones”, argumenta.
En un espacio pequeño está la señora María Teresa Suárez. Es la secretaria de Pinzón y quien lo ha acompañado en sus tareas más complejas: el Ministerio de Defensa y la embajada en EE. UU. ¿Cómo es eso de dejar Washington para venirse a algo tan incierto como una campaña? “Es parecido porque hay mucho trabajo. Mi jefe no para un segundo”, dice ella. ¿Y las diferencias? “Que aquí hace mucho frío. Debe ser por las lluvias de abril”, dice sonriente.
Ángela Calderón, la jefe de comunicaciones de la campaña, cuenta que a diario recibe no menos de 200 llamadas de periodistas nacionales, regionales e internacionales para entrevistas. Se muestra optimista incluso cuando las encuestas no les son favorables. “La única encuesta que vale es la del día de las elecciones”, dice la periodista.
30 años de trabajo
Mientras en la sede de Quinta Camacho reina el bullicio, en la Fundación Carlos Lleras Restrepo hay silencio. A la entrada está una foto de Vargas Lleras, jovencito. “Fue el afiche para su primera campaña al Concejo de la capital, en 1988”, dice Leonor Bogotá, su secretaria durante estos 30 años. Hay además dos afiches de Luis Carlos Galán, el caudillo del Nuevo Liberalismo asesinado por Pablo Escobar Gaviria. “Yo estaba al frente de la tarima el día que lo mataron”, cuenta el aspirante a la presidencia.
La oficina es sobria. En una pared está una galería con cada una de las caricaturas originales, algunas muy punzantes, del maestro Osuna, con Vargas Lleras de protagonista. “A él le hacen mucha gracia”, dice ella. También hay portadas de diarios y revistas con él como centro de la noticia. Y a un lado, los retratos de su abuelo Carlos Lleras Restrepo y su tío abuelo Alberto Lleras Camargo, ambos expresidentes liberales.
¿Llegará Vargas a esa posición? “Claro que sí”, dice Luis Felipe Henao, gerente de la campaña, mientras cuenta que en esta inmensa estructura que es buscar la silla de Bolívar nada se deja al azar. Desde la logística para sincronizar los vuelos aéreos de una veintena de personas que siempre acompaña al candidato o a su fórmula vicepresidencial hasta la lupa que se pone a los aportes que llegan. “No recibimos plata en efectivo sino solo cheques previa validación de un sistema que pasa por la lista Clinton y el Spoa, un mecanismo para evitar el lavado de activos”, explica. “Así también hacemos para el pago con los proveedores”, asegura.
Por la sede desfilan congresistas, concejales, exministros, entre un grupo de ‘millenials’ que escriben sin tregua a través del WhatsApss. El celular es el rey de la campaña. Mientras ese ejército de jovencitos revisan las redes sociales, Vargas habla por teléfono con sus hermanos Enrique y José Antonio, hijos del ex dirigente financiero Germán Vargas y Clemencia Lleras de la Fuente. Ellos son sus más fraternales consejeros.
Conversan de la campaña, del país y de aquella Bogotá en donde nacieron y crecieron felices cuando eran niños. Una ciudad caótica pero en la que aún hay espacios con fachadas de ladrillo, enredaderas y techos inclinados. Y, por supuesto, de ese sueño por conquistar: “Vargas Lleras, presidente”.