Ahora los floridanos tienen la oportunidad de cambiar el curso de una campaña desalentadora para muchos y aumentar las probabilidades de triunfo de un hijo del estado, el senador Marco Rubio, un candidato con un mensaje mayormente positivo y una posibilidad real de ganar la nominación.
Donald Trump quiere hacer creer a los votantes que su campaña tiene un impulso imparable, pero hay margen para la duda.
Trump ha conseguido grandes victorias, pero aún no tiene la nominación. Faltan 35 estados por votar. Importantes sectores del electorado (entre ellos el 80 por ciento de los latinos) lo rechazan. En siete estados que votaron el Super Martes, no recibió más del 35 por ciento de los votos.
Dos estados que faltan por votar son muy importantes: la Florida y Ohio, cruciales para definir qué candidatos se medirán en noviembre. Ambos estados tienen políticos locales en la contienda republicana. El gobernador de Ohio, John Kasich, se ha mantenido al margen de las reyertas, evitando los insultos, pero no ha logrado conquistar a los electores.
Los floridanos tienen una opción más práctica.
Cuando Marco Rubio llegó al Senado, su impacto en Washington fue inmediato, y con su disposición a asociarse con los demócratas para reparar el sistema de inmigración demostró coraje político y ánimo de cooperación bipartidista. Su impresionante capacidad de liderazgo es evidente desde la época en que fue presidente de la Cámara de Representantes de la Florida.
Rubio no adopta posturas tan extremistas como el senador Ted Cruz. No ha organizado maniobras para cerrar el gobierno, no ha acusado al líder de su partido en el Senado de trabajar para el otro lado, ni ha prometido “bombardeos de saturación” contra nadie.
Debido al apoyo de los líderes del partido, el senador Rubio es la mejor opción para unir a un GOP fracturado. Sus colegas del Senado, especialmente los republicanos, lo respetan.
Al avanzar la campaña, Rubio se ha movido más a la derecha —demasiado a la derecha para muchos floridanos— pero esa es una táctica tradicional en un año de elecciones. Es posible que más tarde modere sus puntos de vista, pero los conservadores no deben tener dudas: no es un extremista como Ted Cruz, pero sus credenciales conservadoras son sólidas. Es el favorito de muchas organizaciones conservadoras tradicionales.
Lo que Rubio necesita es una sólida victoria en la Florida. Sin un triunfo, queda fuera de la contienda. Tuvo una sola victoria el Super Martes, en las asambleas de Minnesota, pero un primer lugar en la Florida le daría un gran impulso.
El nominado debe ser el candidato que se gane los corazones y los votos del público republicano, no alguien ungido por elestablishment. La única forma en que el nominado del partido puede ganar en noviembre es unificando al GOP y atrayendo a demócratas e independientes en el otoño.
El mejor candidato para desempeñar ese papel es el senador Marco Rubio.