El primer invitado a desfilar por la vía 40, el cumbiódromo principal del carnaval de Barranquilla, este año no ha sido la reina del carnaval, como marca la tradición, sino un camión cisterna que recorrió el miércoles la avenida de casi ocho kilómetros fumigando un químico para intentar fulminar al mosquito transmisor del zika. La fiesta más popular de Colombia, el segundo carnaval más importante de América Latina, se prepara para una edición donde no solo manda el goce -según las estrictas normas del festejo-, también la prevención contra una epidemia que deja ya 1.946 casos en esta ciudad de la costa atlántica y que tiene al preservativo de principal enemigo.
La alcaldía de Barranquilla ha lanzado una campaña específica para los cuatro días del carnaval que comienza el sábado 6 de enero y que se une a las iniciativas que desde el pasado 26 de enero se han puesto en marcha en todas las regiones de Colombia. «Estamos repartiendo la mochila carnavalera entre los visitantes y los barranquilleros», explica Alma Solado, responsable de la Secretaria de Salud de la ciudad. Los kits contienen información sobre prevención de enfermedades de transmisión sexual, el consumo de alimentos y bebidas en mal estado, licor adulterado, y también sobre el contagio del virus de chikungunya, dengue y ahora el zika.