Solo para los de pene corto / Sexo con Esther
En la cama, el tamaño del pene no importa. Lo que vale es sacarle el jugo a cada milímetro.
Algunas posturas permiten una mejor penetración a todos aquellos que resultaron desfavorecidos con su ‘dotación’.
Digo esto porque algunos señores –y también no pocas mujeres– se intimidan ante los parámetros que se imponen, de manera absurda, desde el falso conocimiento y desde la estética de las películas porno, a tal punto que muchos prefieren jubilar prematuramente su planta baja antes de exponerse a algún comentario salido de tono.
Y digo esto con la intención de eliminar, de una vez por todas, el manido mito de que los orgasmos dependen de los centímetros y no del potencial de disfrute que tienen todos los varones independientemente de las longitudes que tanto les preocupan.
Empiezo por la ‘vaquerita al revés’: aquella en que el hombre se acuesta bocarriba, mientras ella, de espaldas, se sienta sobre él, para llevar el control, regular los movimientos y promover mayor contacto. Sigo con la ‘pierna arriba’, que como su nombre lo dice, consiste en que la mujer acostada bocarriba levanta una zona de sus piernas para apoyarla sobre el hombro masculino. Un poco más compleja es una posición conocida como ‘el loto’, en la que la mujer bocarriba dobla sus piernas –para favorecer una penetración– y él se apoya en los antebrazos de tal forma que ella regula el movimiento y la calidad de la penetración.
Y termino con ‘el bandolero’, una postura en la que la mujer acostada bocarriba encoge las rodillas y el hombre sujeta las piernas con las dos manos mientras las pone sobre su pecho, con lo que se logra un acercamiento que, según dicen, estimula gratamente, sin pensar en los tamaños, donde se debe.