Por Édgard Hozzman y Guillermo Romero Salamanca
El día que Julio Sánchez Cristo se cansó de contar dinero, hacía un calor de más de 35 grados, había bulla por todos lados, le tiraban monedas y billetes a toda velocidad y había madrugado por primera vez: fue el 30 de noviembre de 1974 y trabajaba como taquillero del concierto “De Sol a Sol” que había organizado Armando Plata Camacho en Melgar.
La gritería de una juventud anárquica y enardecida por los primeros acordes de las guitarras eléctricas y las voces de las agrupaciones rockeras le interrumpían a cada instante el conteo.
Nunca había visto tanto dinero junto, comentaría después.
La gente quería colarse sin pagar, el espacio previsto para el espectáculo quedó reducido. Era la locura. Fanáticos del ritmo que se tomaba a Colombia llegaban de Cali, Medellín, Bogotá, Ibagué, Barranquilla. Era una montonera ávida de música. Fue un día histórico para el rock nacional, para la experiencia de Armando como empresario y para Julio Sánchez Cristo, que comenzaba a incursionar en los medios de comunicación.
Armando Plata Camacho, a quien Julio Sánchez Vanegas bautizó como “Chupetín” –mote cariñoso que evolucionó hasta convertirse en “Chupo”– era parte del elenco de Emisoras El Dorado y como lo ha reconocido en varias oportunidades Julio Jr., fue para él, un modelo a seguir en sus inicios radiales.
Las “locuras” de Plata Camacho eran genialidades para Sánchez Cristo, quien no dudó en aceptarle ser su taquillero en el concierto de Melgar, en un potrero aledaño al río Sumapaz, donde vendió boletas de $ 20 pesos en la pick up roja del empresario.
Desde ese día Julio Sánchez aprendió a madrugar. La taquilla la abrió a la misma hora que hoy comienza a trabajar de lunes a viernes en La W: las 4.45 am.
A Julio Sánchez Cristo lo conoce toda Colombia. Hoy puede entrevistar a un presidente, luego a un actor de Hollywood, después hablar con un oyente de Yumbo, más tarde investigar sobre sonados casos de corrupción, pero es un hombre solitario que maneja en su cerebro millones de informaciones, cuenta con un celular “flecha” y la única persona que lo domina totalmente, apenas tiene unos meses de nacida: su nieta.
Adora a su mamá, escucha todas las indicaciones de don Julio Sánchez Vanegas, atiende a sus hermanos y extraña las ocurrencias y genialidades de Jaime Ortiz Alvear, quien era su jefe, porque Julio le organizaba“Salsa con estilo”, “el único show que no tiene cover” y compartía con los discípulos de “Juan Pachanga”, celosos seguidores y guardianes del comentarista deportivo.
Recuerda cuando a Jaime Ortiz Alvear le preguntaron sobre “El gallito Ramírez”. ¿Qué le gusta de esa telenovela?. “!La gallina!”, contestó ágilmente el locutor.
Una mañana de agosto del 2017 estaba solo en un gigantesco estudio de la Prisa Radio en Barcelona y coordinaba la emisión de W Radio para la mayor audiencia de Iberoamérica, mientras moderaba a su equipo periodístico al otro lado del Atlántico, miraba su celular “flecha”, chequeaba el computador, miraba correspondencia y estaba atento de las próximas notas.
Así siguen siendo sus días. Noticias, informaciones, reportajes, entrevistas, investigaciones y hasta risa.
Es Julio Sánchez Cristo, el creador de Sábado Nuestro en los años ochenta en Caracol Radio, espacio que le dio una excelente dinámica a las mañanas sabatinas por la originalidad de sus entrevistas, agilidad de sus notas y estrenos musicales. Era el mejor programa por la innovación y frescura que le imprimía.
Sus estudios secundarios los hizo en tres colegios: San Bartolomé la Merced, José Max León, para terminar graduándose en el Lorencita Villegas de Santos, convirtiéndose en el único egresado de bachiller de un colegio femenino en ese año.
Su curso radial lo inició el 3 de agosto de 1971, en Emisoras El Dorado donde le colaboró a su padre, propietario de la frecuencia, en tareas varias: control de sonido, asistente de producción y coordinador de programación. Su vocación de comunicador e inquietud por la radio musical, las hizo realidad al lado de Otto Johnny Greiffenstein, con quien realizó su primer espacio disjokey, Skylab.
A los 15 años incursionó como empresario artístico. Impresionado por el trabajo que realizó Harold Orozco, al frente de su banda, no dudó en firmarle un contrato como su representante para Colombia y el mundo.
Desafortunadamente Harold se adelantó con su sonido a las necesidades rítmicas de la generación de los setenta. Sin embargo, el trabajo de promoción de Julio, proyectó este álbum en una radio ortodoxa que no aceptaba fácilmente los cambios generacionales.
Harold fue el norte rockero para Julio en su adolescencia, además, no alcanzó a vivir y disfrutar del sonido del génesis del rock nacional y como lo aclara, llegó tarde a la escena musical del inolvidable decenio de los sesenta.
En el 2010, Harold continuaba siendo el mejor guitarrista del Rock and roll nacional para Sánchez Cristo. “Indiscutiblemente, fue un excelente y versátil la guitarrista, interpretando música brasileña, romántica boleros y folclore colombiano”, comentaba en un programa.
Cuando era estudiante de producción de televisión en TV Training Center Hollywood Florida en 1975, también fue vendedor de originales y exóticos cojines muñeca. Estos eran trabajos artesanales hechos por la familia del cantante colombiano Ramiro Velasco, radicado en EE. UU.
Julio y Ramiro viajaban los fines de semana a Kissimmee, ciudad vecina de Disney Word, Orlando, donde tenían una buena clientela en un alto porcentaje turistas.
“Julito era un buen vendedor y negociante, su herencia sirio libanesa le daba los argumentos”, comenta ahora Velasco.
A su regreso a Colombia en enero de 1978, RTI lo contrató como director del espacio periodístico “Enviado espacial”. Enrique París, director de Caracol Stereo, lo llamó para que hiciera “La hora 22”. También produjo y presentó para JES, Panorama, espacio periodístico, con su sello y desde el cual proyectó y le dio la oportunidad a 93 presentadoras, comunicadoras que estarían al frente de los informativos y magazines de finales del siglo XX y los primeros decenios del nuevo milenio.
Yamid Amat, no dudó en llamarlo a la mesa de 6 AM 9 AM, para que cubriera las incidencias de la Guerra del Golfo o tormenta del desierto I-15 -1990. Desde su llegada se convirtió en el segundo a bordo de la mesa del periodista boyacense de origen árabe, quien renunció a Caracol Radio el día de los inocentes 28 de diciembre de 1990.
Darío Arizmendi, quien venía de El Mundo de Medellín, fue improvisado como reemplazo de Yamid. Como desconocía el medio radial y era celoso de la calidad del novel comunicador lo ignoró y en su posición nombró a Guillermo Rodríguez.
Un sábado, Julio llegó a conducir “Sábado nuestro” y encontró, sin previo aviso, a Bernardo Hoyos al frente del programa.
Por solicitud de Amat, Julio continuó con el cubrimiento noticioso desde Estados Unidos sobre la Guerra del Golfo. En enero de 1991 renunció a Caracol Radio, empresa a la que llegó a los 19 años en 1978.
Los directivos de la Cadena Caracol no le aceptaron su retiro y comenzaron a buscar una alternativa. Julio les dio la solución que fue la gran innovación en la radio: se inventó un informativo en la banda FM. Nacía Viva FM en 99.9 Caracol Stereo.
Este fue el gran acierto de Julio Sánchez Cristo. La novedad tuvo una aceptación inmediata, que sorprendió a los más ortodoxos críticos de medios y escépticos quienes tenían a la banda de FM como frecuencias cien por ciento musicales.
Antes de Sánchez Cristo, Colombia se ha había informado y opinado a través de la banda AM, concretamente por las básicas de las cadenas RCN, Caracol, Todelar, Radio Sutatenza, Súper y Coral.
La crisis política y situación del cuatrienio del llamado gobierno del elefante 1994 -1998 hizo insostenible la posición de Julio en Caracol, donde Ernesto Samper tenía el apoyo incondicional de Arizmendi. Sánchez Cristo se reinventó en 1996 La FM en RCN Radio, donde retomó el liderazgo obtenido en Viva FM. Fueron seis años de logros y satisfacciones personales y profesionales con el Grupo de Ardila Lule.
En el 2003 el Grupo español Prisa adquirió los derechos de la cadena radial Caracol, lo que le permitió regresar con el apoyo de los nuevos propietarios, quienes eran conscientes del potencial periodístico de Julio, a quien le dieron la dirección y producción con plena autonomía de la cadena Satélite de Radio Caracol, La W.
Sánchez Cristo proyectó a La W internacionalmente. Su audiencia es superada únicamente por la BBC de Londres.
Su trabajo no va solo en la información, sino en adelantar un trabajo social.
Soluciones W entrega una casa cada fin de año a una familia necesitada. Diariamente, de los cuatro puntos cardinales del país acuden a la línea de W, personas y entidades en busca de ayuda y solución a sus necesidades que van desde becas, trabajos, prótesis, computadores, instrumentos musicales, liberaciones de secuestrados, sillas de ruedas hasta reconciliaciones matrimoniales.
Fueron exitosas sus campañas en pro de nuestros héroes, soldados y policías heridos en combate, a quienes Julio durante 17 años continuos llevó una sonrisa y una alegría cada diciembre, gracias a las donaciones colectadas en sus emisiones matinales en la banda FM. El 2017 lo cerró con broche de oro entregando todas las recolectas a la Fundación Cardio Infantil, que superaron los dos mil millones de pesos.
Siempre recuerda el ejemplo del padre. Julio Sánchez Vanegas, entregó en Concéntrese en 1969, el primer carro en la historia de la radio y televisión. En el 2017, Julio les dio diez vehículos a sus oyentes en La W.
El embrión de locutor que en 1973, que a sus 14 años en emisoras El Dorado soñaba con emular a tres grandes de nuestra radio difusión: Otto Greiffestein, Julio Nieto Bernal y Armando Plata Camacho, hoy es el periodista de mayor reconocimiento en Iberoamérica, el que mayor número de personalidades ha entrevistado, desde presidentes, reyes, princesas, príncipes, reinas de belleza, deportistas, actrices, actores, modelos, políticos y filántropos.
Se estructuró como periodista y productor de Televisión en TV Training Center Hollywood Florida – BBC de Londres –SFP París – Studio Hamburgo Alemania – La RAI Roma y completa 44 años ininterrumpidos de hacer e innovar en radio. Llamado para narrar documentales en cadenas internacionales, perseguido por miles de oyentes con el “Julito no me cuelgue”, satisfecho por la tarea de su Santafecito del alma, se asombra aún con todos los hechos sucedidos ese 30 de noviembre de 1974, cuando se cansó de contar billetes.