La calle y las manifestaciones públicas son recursos habituales generalizados y democráticos de los pueblos. Es la manera de exteriorizar sus sentimientos cuando hay injusticias, cuando no se atienden sus razonables clamores, cuado los gobiernos no responden adecuadamente a sus demandas y necesidades, cuando se discrepa de las actuaciones de los gobiernos o las empresas. Y ellas son aceptadas y autorizadas cuando se trata de gobiernos que garantizan la libertad de expresión y la voluntad de sus gobernados. Constantemente vemos concentraciones de este tipo en distintos lugares del mundo; unas realizadas en un marco de cultura, respeto y protección de las autoridades, siempre y cuando sean respetuosas, ordenadas, pacíficas. Otra cosa ocurre en donde imperan gobiernos atrabiliarios, autócratas, dictatoriales que no aceptan que se disienta de sus políticas. Cuba es un cercano ejemplo. Este sábado por ejemplo, en Colombia se está convocando a una de esas manifestaciones populares para que los ciudadanos expongan mediante consignas, pancartas y voces libres, su pensamiento en torno a diversos temas que les suscitan discrepancias, tales como la concepción del proceso de paz que muchos consideran que en sus concepción resulta ventajoso para la guerrilla narcoterrorista de las Farc y peligroso para la seguridad, el progreso, la democracia, la libertad, la justicia, la estabilidad y la misma paz del país; pero también para manifestar disgusto o rechazo a problemas de salud, educación, protección social, justicia y otros que afectan en alguna medida a la comunidad. En el exterior, quienes estén de acuerdo con la convocatoria se manifestarán no el sábado, si no este viernes a las 10:00 AM frente a los consulados y las embajadas.
En Miami será ante la sede consular de Coral Gables. Sean grandes o pequeñas estas manifestaciones son un respetable recurso democrático de los pueblos libres para exteriorizar su manera de pensar
