Senador Juan Manuel Galan “Columna semanal”

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LAS VÍCTIMAS Y LA PAZ

La primera comisión que sesionó en el Congreso de la República al iniciar la nueva legislatura, fue la comisión de víctimas. Es un mensaje contundente: Hay que posicionar a las víctimas en el centro del proceso de paz y al margen.

Por eso, y reconociendo que el principal reto es lograr garantías presupuestales para cumplir sus derechos, se creó una Comisión Accidental que hará seguimiento al presupuesto asignado al proceso de reparación de las víctimas del conflicto armado. 

La realidad no da espera, mientras en los últimos años vemos que se ha reducido el espacio fiscal para cumplir las promesas con las víctimas, su universo en el país, ha crecido más de lo previsto.  La cifra actual de victimas supera los 8 millones de colombianos, de los cuales solo se han reparado alrededor de 600 mil.

Por su parte, la información de la Contraloría General de la República sobre los recursos económicos destinados a ellas, es alarmante. En el 2015 esta entidad denunció un faltante de aproximadamente 36.6 billones de pesos para garantizar derechos de indemnización y vivienda. Además, la Contraloría encontró, que en materia de atención psicosocial y en salud a las víctimas, hubo un recorte presupuestal del 40%, es decir, la asignación de estos programas pasó de 25,000 millones de pesos en el año 2014 a 15,000 millones de pesos en el año 2015.

El recorte afecta cobertura y continuidad en el tratamiento. Estas mismas denuncias fueron reiteradas por el Presidente de la Mesa Nacional de Víctimas, Odorico Guerra, quien afirmó que el presupuesto es actualmente insuficiente y que la población de víctimas se siente ausente del diseño y la aprobación de normas de implementación de su ley en los planes de desarrollo a nivel territorial.

Para atender esa realidad, la comisión de victimas busca ser un escenario de control político que asegure su participación en el proceso de paz, la transparencia en la toma de decisiones y la integralidad institucional en la respuesta efectiva a sus necesidades. 

Las victimas de nuestro país no solamente han sufrido los vejámenes más atroces de este conflicto; también han construido aprendizajes sobre el dolor y alternativas poderosas sobre cómo podemos reparar el daño causado y reconstruir los lazos de confianza como colombianos.

Escucharlas no es una meta, es una condición para seguir en este proceso. Por eso este viernes 5 de agosto estaremos en El Carmen de Bolívar, donde abriremos el espacio a las víctimas del conflicto de Los Montes de María.

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BREXIT

La decisión británica de abandonar la Unión Europea 43 años después, constituye un fuerte golpe al proyecto europeo de integración entre las naciones.

Y no es para menos si se tiene en cuenta que el Reino Unido (Gran Bretaña, Irlanda, Escocia, Gibraltar) representa la novena mayor economía de exportación en el mundo. Sus relaciones comerciales con Estados Unidos,  China,  Alemania, Países Bajos, Suiza  y Francia, le representó  -en 2014- $472 mil millones de dólares en exportación y $663 mil millones en importaciones.

En días pasados, de la misma manera que el 5 de junio de 1975, el Gobierno británico realizó un referendo en el que le preguntó a los ingleses si querían permanecer o no como miembros de la Unión Europea. En su momento el 67,2% de los consultados votaron por el sí y 32,8% por el no, pero hace dos semanas, los resultados no fueron los esperados por el Primer Ministro David Cameron pues el 51,9 % de ciudadanos votó por abandonar la Unión Europea o “brexit” y el 48,1 % votó por permanecer en ella.

Aunque la decisión que surgió del referendo no es de obligatorio cumplimiento, el Estado tiene la obligación moral de acatar la voluntad del pueblo; y con ello surgen algunas reflexiones: ¿Qué sucedió para que los ingleses decidieran salir?, ¿Cuál fue el discurso que logró convencerlos?

De un lado están los que querían permanecer en la UE confiados en que ello sería un impulso a la fuerza laboral y a la seguridad; y un fortalecimiento de su economía. En la otra orilla se ubican los conservadores -que respaldaron el brexit- convencidos de que para el crecimiento efectivo del país es necesaria más independencia de la comunidad europea, y una  reducción drástica de la inmigración -que a su vez  aumentará las plazas laborales para los nacionales-.

Esta última propuesta fue la que ganó y hoy el Reino Unido se enfrenta a un turbio panorama: varios estudios reportan impactos económicos, financieros, laborales, fiscales y exteriores negativos para el Reino Unido. El Departamento del Tesoro británico analizó las posibles consecuencias y llegó a la conclusión de que cualquiera de los dos escenarios provocará una recesión a corto plazo.

En un mundo globalizado como el nuestro, resulta preocupante que la decisión de salirse de la Unión pareciera más una respuesta nacionalista, demagógica y populista a una realidad transnacional que además desconoce los sueños y aspiraciones de los jóvenes –entre 18 y 24 años- que en un 75% votaron por más oportunidades, más integración, más tolerancia, más solidaridad y el pasado 23 de junio perdieron.

 

 

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